In today’s Gospel, Jesus compares the Kingdom of Heaven to a treasure and to a merchant searching for pearls. Both comparisons show us the value of the Kingdom of which Jesus speaks as well as its beauty. Jesus also says that the Kingdom of Heaven is something we should be seeking and, when we find it, we should sell all we have for the sake of the Kingdom.
What do we value in our lives? Could we say with confidence that the Kingdom of Heaven is what we value the most? Could we say that the Kingdom of Heaven is what we most actively seek? If someone were to ask me what I value most, my first answer would probably be my family or my home. I’m not ashamed of those answers. I love my family and I love the home we’ve made for ourselves. But I think we often overlook or take for granted the value of the Kingdom of Heaven.
Jesus’ comparison to a treasure buried in a field makes me think of young children looking for buried treasure. What would they do if they actually found buried treasure? My guess is they would be overwhelmed with joy and awe; their lives would be consumed by it. They would run to the place of the treasure immediately after school, first thing Saturday morning, any chance they could. That’s what our attitudes toward the Kingdom of Heaven should be. We should look toward the Kingdom with joy and awe, recognizing its value and its beauty. Perhaps this is also what Jesus meant by having the heart of a child.
May we passionately pursue the Kingdom of God with courage and joy.
En el Evangelio de hoy, Jesús compara el Reino de los Cielos con un tesoro y con un mercader que busca perlas. Ambas comparaciones nos muestran el valor del Reino del que habla Jesús así como su belleza. Jesús también dice que el Reino de los Cielos es algo que debemos buscar y, cuando lo encontremos, debemos vender todo lo que tenemos por causa del Reino.
¿Qué valoramos en nuestra vida? ¿Podemos decir con confianza que el Reino de los Cielos es lo que más valoramos? ¿Podríamos decir que el Reino de los Cielos es lo que buscamos más activamente? Si alguien me preguntara qué es lo que más valoro, probablemente mi primera respuesta sería mi familia o mi hogar. No me avergüenzo de esas respuestas. Amo a mi familia y amo el hogar que hemos hecho. Pero creo que a menudo pasamos por alto o damos por sentado el valor del Reino de los Cielos.
La comparación de Jesús con un tesoro enterrado en un campo me hace pensar en niños pequeños que buscan un tesoro enterrado. ¿Qué harían si en realidad encontraran un tesoro enterrado? Supongo que se sentirían abrumados por la alegría y el asombro; sus vidas serían consumidas por ella. Corrían al lugar del tesoro inmediatamente después de la escuela, a primera hora de la mañana del sábado, en cualquier oportunidad que pudieran. Así deben ser nuestras actitudes hacia el Reino de los Cielos. Debemos mirar hacia el Reino con alegría y asombro, reconociendo su valor y su belleza. Quizás esto es también lo que Jesús quiso decir con tener el corazón de un niño.
Que busquemos apasionadamente el Reino de Dios con valentía y alegría.
Dakota lives in Denver, CO with her husband, Ralph, and their two sons, Alfie & Theophilus. She is the Dean of Enrollment Management for Bishop Machebeuf High School where her husband also teaches. You can find Dakota at the zoo or a brewery with her family or with her nose in a book at home. For more of Dakota’s writing check out https://dakotaleonard16.blogspot.com/
Feature Image Credit: Luis Ángel Espinosa, LC, cathopic.com/photo/2989-wheat-field