Bartimaeus, a blind man, sat by the roadside begging; as Jesus was passing by he yelled out, “Jesus, son of David, have pity on me.” This may sound familiar to anyone who knows the Jesus Prayer, “Lord Jesus Christ, Son of God, have mercy on me, a sinner.” The Didache Bible (Ignatius Press, p. 1335) refers to this passage from Mark’s Gospel as “a marvelous instruction on prayer.”
When we look at this blind beggar, we see several characteristics to be emulated in our own lives:
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- A strong faith
- Persistence in prayer
- Practice and participation in the faith
- Drawing nearer to Jesus
- Acknowledging Jesus as Messiah
- Bold confidence in Christ
- Undeterred by anyone’s attempts to hush his voice as he sought Jesus
Bartimaeus knocked on the heart of Jesus. He asked for mercy, for the Lord’s pity, and his prayers were heard; the door was opened and his eyes were as well. He experienced the healing power of Christ in his life!
The Word Among Us referred to this passage in Mark’s Gospel as “the perfect profession of faith.” The man, unable to see with his eyes, had clear vision of heart. He opened himself up for healing, and we can do the same when we put our faith and trust in the goodness of God. When we ask Jesus for His loving mercy upon us, we may not see physical healing but we can be assured of spiritual healing.
This encounter is an allegory of our own faith journey. We too can be cured of our spiritual blindness until our life with Him becomes more clear. It may take several attempts sometimes to be who God created us to be; there is a reason the spiritual life is often compared to a journey. But we too must first yell out to Jesus to have mercy on us, then be open to his movement of that mercy in our lives. Though we may want to do it figuratively if we are in Mass or Adoration, if alone, we can feel free to speak our desires with bold confidence as Bartimaeus did.
What do you seek to have your eyes opened to? Jesus’ touch, more important than any temporary physical healing, brings healing and strength to a broken heart or a fragile faith. Just as the people encouraged Bartimaeus, “Take courage; get up, Jesus is calling you,” I encourage you to do the same. What will you tell Jesus you need? Where do you seek his mercy, pity, and compassion in your life?
May we all hear these comforting words from Jesus, “Go your way; your faith has saved you.”
And may they inspire us to follow ever closer to Him with a renewed heart and clear vision!
Bartimeo, un hombre ciego, estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna; Al pasar Jesús, gritó: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”. Esto puede resultarle familiar a cualquiera que conozca la Oración de Jesús: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, un pecador”. La Biblia Didache (Ignatius Press, p. 1335) se refiere a este pasaje del Evangelio de Marcos como “una maravillosa instrucción sobre la oración”.
Cuando miramos a este mendigo ciego, vemos varias características que debemos emular en nuestras propias vidas:
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- Una fe fuerte
- Persistencia en la oración
- Practicar y participar en la fe
- Acercarse a Jesús
- Reconocer a Jesús como Mesías
- Confianza audaz en Cristo
- No dejarse intimidar por los intentos de nadie de silenciar su voz mientras buscaba a Jesús
Bartimeo le tocó al corazón de Jesús. Pidió misericordia, la compasión del Señor, y sus oraciones fueron escuchadas; La puerta se abrió y sus ojos también. ¡Experimentó el poder sanador de Cristo en su vida!
La Palabra Entre Nosotros se refirió a este pasaje del Evangelio de Marcos como “la perfecta profesión de fe”. El hombre, incapaz de ver con los ojos, tenía la visión clara dentro del corazón. Se abrió a la curación y nosotros podemos hacer lo mismo cuando ponemos nuestra fe y confianza en la bondad de Dios. Cuando le pedimos a Jesús su amorosa misericordia para con nosotros, es posible que no seamos sanados físicamente, pero podemos estar seguros de la sanación espiritual.
Este encuentro es una alegoría de nuestro propio camino de fe. Nosotros también podemos ser curados de nuestra ceguera espiritual hasta que nuestra vida con Él se vuelva más clara. A veces puede ser necesario hacer varios intentos para llegar a ser la persona que Dios nos creó ser; Hay una razón por la que la vida espiritual a menudo se compara con un camino. Pero nosotros también debemos primero gritarle a Jesús que tenga misericordia de nosotros, y luego estar abiertos a su movimiento de esa misericordia en nuestras vidas. Aunque es posible que queramos hacerlo figurativamente si estamos en Misa o Adoración, si estamos solos, podemos sentirnos libres de expresar nuestros deseos con audacia y confianza como lo hizo Bartimeo.
¿A qué buscas que se te abren los ojos? El toque de Jesús, más importante que cualquier curación física temporal, trae curación y fortaleza a un corazón quebrantado o a una fe frágil. Así como el pueblo animó a Bartimeo: “¡Ánimo! Levántate, porque él te llama”, te animo a que hagas lo mismo. ¿Qué le dirás a Jesús que necesitas? ¿Dónde buscas su misericordia, pena y compasión en tu vida?
Que todos escuchemos estas reconfortantes palabras de Jesús: “Vete; tu fe te ha salvado”.
¡Y que nos inspiren a seguirlo cada vez más cerca de Él con un corazón renovado y una visión clara!
Feature Image Credit: Greyerbaby, pixabay.com/photos/girl-pretty-outdoors-portrait-358771/
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