In today’s Gospel reading, we hear that Peter said to Jesus, “We have given up everything and followed you.”
Jesus responded and said, “Amen, I say to you, there is no one who has given up house or brothers or sisters or mother or father or children or lands for my sake and for the sake of the gospel who will not receive a hundred times more now in this present age.”
Let us put ourselves in the place of Peter and the Apostles. Think about all they gave up for Jesus. They gave up jobs. Some gave up family and friends. They gave up their safety. And nearly all of them gave up their lives. Throughout the three short years that Jesus walked with them and taught them, they got to know him. They watched him perform miracles. They understood his heart. And they truly believed that he was the Son of God.
If they did not believe this, then after his death, they would have gone back to their normal lives. They certainly would not have given up their lives for someone who was just a man. No, they knew he was God.
Today, God asks that we put him first in our lives. He asks that we have no idols before him. Idols can be anything from money to material goods to vices to social media.
Do we spend more time on TV or on our phones than we do in prayer? Do we skip Mass because we are too busy or because there’s a game on that we want to watch instead? Do we forgo building our relationship with Christ because we are focused on the things of this world?
God doesn’t ask us to totally give up all material things or pleasurable times, but he does ask us to put him first. And if we truly knew him, we would want to! So we have to ask ourselves, Do we really know our Lord?
Think about it this way. When we really know a good friend, we want to spend time with that person. We do things to make them happy. We go out of our way to brighten their day. It should be the same with God. So let us vow today to put him first in our lives and to make time for him every day. And not just the few sleepy moments before bed, but quality time—our first fruits.
There are lots of ways we can do this. Get up ten minutes earlier each day. Take a break at lunch. Turn off the radio in the car and pray. Go on a daily walk and talk to God. Read the Bible. If we want to improve our relationship with him, we will set aside time each day to do so.
Look at all Christ gave up for us. What will you give up for him?
En la lectura del Evangelio de hoy, escuchamos a Pedro decirle a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”.
Respondió Jesús y dijo: Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno”.
Pongámonos en el lugar de Pedro y de los Apóstoles. Piensa en todo lo que renunciaron por Jesús. Renunciaron a sus puestos de trabajo. Algunos renunciaron a familiares y amigos. Renunciaron a su seguridad. Y casi todos ellos renunciaron a sus propias vidas. A lo largo de los tres cortos años que Jesús caminó con ellos y les enseñó, llegaron a conocerlo. Lo vieron realizar milagros. Entendieron su corazón. Y realmente creyeron que él era el Hijo de Dios.
Si no hubieran creído esto, después de su muerte habrían vuelto a su vida normal. Ciertamente no habrían dado sus vidas por alguien que fuera sólo un hombre. No, sabían que él era Dios.
Hoy, Dios nos pide que lo pongamos en primer lugar en nuestras vidas. Pide que no tengamos ídolos delante de él. Los ídolos pueden ser cualquier cosa, desde el dinero hasta los bienes materiales, los vicios y las redes sociales.
¿Pasamos más tiempo en la televisión o en nuestros teléfonos que en oración? ¿Decidimos faltar a la misa porque estamos demasiado ocupados o porque hay un partido que queremos ver? ¿Dejamos de mejorar nuestra relación con Cristo porque estamos enfocados en las cosas de este mundo?
Dios no nos pide que abandonemos por completo todas las cosas materiales o los momentos placenteros, pero sí nos pide que lo pongamos a él en primer lugar. Y si realmente lo conociéramos, ¡vamos a querer hacerlo! Entonces tenemos que preguntarnos: ¿Realmente conocemos a nuestro Señor?
Piensalo de esta forma: cuando realmente conocemos a un buen amigo, queremos pasar tiempo con esa persona. Hacemos cosas para hacerla feliz. Hacemos todo lo posible para alegrarle el día. Lo mismo debería ser con Dios. Así que, hagamos es compromiso hoy de ponerlo en primer lugar en nuestras vidas y dedicarle tiempo todos los días. Y no sólo los pocos momentos de sueño antes de acostarse, sino un tiempo de calidad, los primeros frutos.
Hay muchas maneras en que podemos hacer esto. Levantarse diez minutos más temprano cada día. Tomar un descanso durante el almuerzo. Apagar la radio en el carro y rezar. Salir a caminar diariamente y hablar con Dios. Leer la Biblia. Si queremos mejorar nuestra relación con él, dedicaremos un tiempo cada día para hacerlo.
Mire todo lo que Cristo entregó por nosotros. ¿A qué renunciarás por él?
Susan Ciancio has a BA in psychology and a BA in sociology from the University of Notre Dame, with an MA in liberal studies from Indiana University. For the past 19 years, she has worked as a professional editor and writer, editing both fiction and nonfiction books, magazine articles, blogs, educational lessons, professional materials and website content. Thirteen of those years have been in the pro-life sector. Currently Susan freelances and writes weekly for HLI, edits for American Life League, and is the executive editor of Celebrate Life Magazine. She also serves as executive editor for the Culture of Life Studies Program—an educational nonprofit program for K-12 students. You can reach her at slochner0.wixsite.com/website.
Feature Image Credit: Gustavo García, cathopic.com/photo/9300-christ-carrying-the-cross