In today’s Gospel, “Jesus began to preach and say, “Repent, for the kingdom of heaven is at hand” (Mt 4:17). This repentance to which He calls us is so much more than just remorse for sin; although make no mistake, we are indeed tasked with this as well. Jesus, the Light of the World, longs for us to step more fully into His light and experience a personal metanoia moment, a profound change of heart and turning away from sin. A choosing to daily call upon the grace of our Baptism and to seek God’s kingdom.
To walk alongside Jesus, as we answer His invitation to “Come after me, and I will make you fishers of men” (Mt 4:19). Journeying to not only develop a deeper, more authentic relationship with Christ but also to share this Good News with others. The first disciples acknowledged their need for a Savior and wisely recognized Jesus as the Messiah, leaving behind the former ways of life to follow Him. These first disciples offered radical, tangible detachments to answer Jesus’ summons. They exhibited tremendous trust to abandon all they knew to embrace the promise of eternal life in the kingdom of heaven. From what do we need to detach in order to respond with the same abandon and trust to the promises of our Savior? What will move our hearts to emerge from the darkness and see the Great Light before us?
If we allow the Light of Christ to illuminate our darkness, we too can be, as the Prophet Isaiah professed, “The people who walked in darkness have seen a great light; upon those who dwelt in the land of gloom a light has shone. You have brought them abundant joy and great rejoicing” (Is 9:1-2). Sitting in the dark can be frightening; not knowing what lies in front of you can be unnerving. The darkness can not withstand against even the tiniest sliver of light.
What is blocking the Son from penetrating through your spiritual darkness? Can you profess, without reserve, that “The Lord is my light and my salvation” (Ps 27:1)? The new year is a perfect time to examine where we place our attention to see more clearly what keeps us in the shadows and prevents us from coming into the light. Consider simple daily changes to move you closer to the Light of Christ.
In the morning, give the Lord time before you embark on your day’s to-do list. You will discover countless blessings in offering the Lord just five to ten minutes upon waking to spend time in prayer or reading the Scriptures. Throughout your day, seek guidance through the grace of your Baptism as you face countless decisions and interactions with others or perhaps struggle to find peace in whatever circumstance you find yourself. Before bed, after examining your day, offer a prayer of penance and resolve to wake in the light of a new day prepared to recognize the Messiah in your life and follow Him.
En el Evangelio de hoy, “Comenzó Jesús a predicar, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. (Mt 4,17). Este arrepentimiento al que nos llama es mucho más que un simple remordimiento por el pecado; aunque de hecho eso también nos toca. Jesús, la Luz del Mundo, anhela que entremos más plenamente en Su luz y experimentemos un momento de metanoia personal, un cambio profundo de corazón y un alejamiento del pecado, invocando diariamente la gracia de nuestro Bautismo y buscando el reino de Dios.
Caminar junto a Jesús, respondiendo a su invitación: “Síganme y los haré pescadores de hombres” (Mt 4,19). Caminar no sólo para desarrollar una relación más profunda y auténtica con Cristo, sino también para compartir esta Buena Nueva con los demás. Los primeros discípulos reconocieron su necesidad de un Salvador y sabiamente reconocieron a Jesús como el Mesías, dejando atrás su anterior forma de vivir para seguirlo. Estos primeros discípulos ofrecieron desprendimientos radicales y tangibles para responder al llamado de Jesús. Demostraron una tremenda confianza en abandonar todo lo que sabían para abrazar la promesa de la vida eterna en el reino de los cielos. ¿De qué debemos desprendernos para responder con el mismo abandono y confianza a las promesas de nuestro Salvador? ¿Qué moverá nuestros corazones para salir de la oscuridad y ver la Gran Luz ante nuestros ojos?
Si permitimos que la Luz de Cristo ilumine nuestras tinieblas, nosotros también podemos serlo, como profesó el profeta Isaías: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría.” (Is 9, 1-2). Sentarse en la oscuridad puede ser aterrador; no saber lo que se encuentra frente a ti puede ser desconcertante. La oscuridad no puede resistir ni siquiera la más mínima astilla de luz.
¿Qué impide que el Hijo entre en tu oscuridad espiritual? ¿Puedes profesar, sin reservas, que “El Señor es mi luz y mi salvación” (Sal 27,1)? El año nuevo es un momento perfecto para examinar dónde ponemos nuestra atención para ver más claramente lo que nos mantiene en las sombras y nos impide salir a la luz. Les invito a considerar unos cambios diarios simples para acercarte a la Luz de Cristo.
Por la mañana, dale tiempo al Señor antes de empezar la lista de quehaceres del día. Descubrirás innumerables bendiciones al ofrecer al Señor solo cinco o diez minutos al despertar para rezar o leer las Escrituras. A lo largo del día, busca orientarte a través de las gracias de tu Bautismo al enfrentar innumerables decisiones e interacciones con otros, o tal vez al luchar por encontrar la paz en alguna circunstancia. Antes de acostarte, después de hacer un examen de conciencia, ofrece una oración de penitencia y resuelve despertar a la luz de un nuevo día preparado para reconocer al Mesías en tu vida y seguirlo.
Feature Image Credit: Pezibear, pixabay.com/photos/landscape-sunrise-heaven-1967489/
The views and opinions expressed in the Inspiration Daily blog are solely those of the original authors and contributors. These views and opinions do not necessarily represent those of Diocesan, the Diocesan staff, or other contributors to this blog.