Prodigo: Adjetivo
Excesivo, Extravagante, Insensato.
“Corrió”. (Lucas 15:20)
En mi salón de 6to grado hace poco estudiamos la parábola del Hijo Pródigo. Antes de leer el cuento, pregunté a los alumnos si se acordaban de la historia de las escrituras. Dijeron que el hijo quería la herencia de su padre, que gastó todo su dinero, que comía con los cerdos y luego quiso regresar a su padre. Después de acordar los detalles del cuento, les puse un video de la parábola desde la perspectiva de un hombre a través de la poesía “slam”. La poesía slam es un tipo de poesía que expresa la historia personal de uno o una lucha de forma intensamente emotiva. Es muy potente, sincero y conmovedor. Habían tres videos con tres perspectivas diferentes de la poesía slam: el Hijo Prodigo, el Hijo Mayor, y el Padre.
En el video del Hijo Pródigo, el hijo habla apasionadamente de su experiencia. Sus palabras son intensos mientras describe el proceso de su pensamiento de estar perdido, quebrado, y sucio. Durante un momento en particular, ve a su Padre a la distancia. Ve que está corriendo hacia él y grita, “Papá, Papá, ¡¿por qué corres?! O sea, ¡nunca corres!” Después de este comentario, los alumnos empezaron a reírse. A continuación dijo, “y ¿cómo puede ser que todavía me reconoces? Estoy sucio, estoy manchado.”
Durante el resto del ese día laboral, el resto de la semana y quizá incluso el resto de la Cuaresma, mi corazón sigue repitiendo las palabras “Corrió”. Mi entrenador de atletismo de la preparatorio nos hacía correr a cierta velocidad durante los entrenamientos. Nos daba porcentajes para saber a qué velocidad correr. Nos decía “Esta vez, solo dale 75% de tu esfuerzo, o 50% de esfuerzo o 100% de esfuerzo”. Teníamos que aprender a medirnos la velocidad y el esfuerzo que pusimos a cada carrera que corrimos durante los entrenamientos.
Esta parábola es una realidad del amor del Padre para con nosotros. Una y otra vez el Padre corre a 100% para encontrarnos. Cada vez que se da cuenta que nuestros corazones están volviendo a Él, aunque sea por poquito, corre. Esto no significa que Dios solo corre una o dos o diez veces, sino corre constantemente. Una y otra vez me caigo y fallo dar en el blanco. Una y otra vez, me ve voltear un poquito y empieza a correr a todo dar para encontrarme. No da un esfuerzo de 75% porque ya he vuelto mil veces. Tampoco da un esfuerzo de 99% porque sabe que quizá me voy a ir nuevamente dentro de poco tiempo. Solo es capaz de escoger dar el 100% cuando corre a encontrarnos. Su amor hacia nosotros es excesivo. Su amor hacia nosotros es extravagante. Su amor hacia nosotros es temerario. Por los cerros y las valles, a millas y millas de distancia, nos ve voltearnos y corre para encontrarnos.
Les motivo que durante el resto de la Cuaresma conozcan esta verdad. Les motivo a saber que corre hacia ti cada vez que vuelvan sus corazones a Él. Le pido a Dios que les dé la gracia de experimentar el amor de esta acción suya. Espero que puedan imaginarlo corriendo hacia ti desde muchas millas de distancia. Que cada paso suyo te haga sentir verdaderamente querido, perseguido, y apreciado. El amor de nuestro Padre para con nosotros es un amor temerario y nunca se cansa.